EDICIÓN Y PRÓLOGO: ARIEL PÉREZ GUZMÁN
PRESENTACIÓN: MARÍA TERESA DONDO
Colección: Poética
2019, 106 páginas
13,5 x 21 cm
ISBN: 978-987-86-1416-8
Los poemas que forman el Libro de la cántiga de pasión, inéditos hasta ahora, fueron escritos entre mediados de los años 50 y principios de los 60 y seleccionados por el propio Jacobo Fijman para una edición que nunca llegó a publicarse. Los símbolos místicos, hechos carne en cada verso, configuran el mundo único de uno de los más grandes poetas argentinos. Fijman escribió: “Conforme a la etimología de la palabra poeta, que es hacer, o el que hace (...), integran entonces los poetas la categoría de los hacedores. Y esa es la categoría de Dios”. Esta primera edición del Libro de la cántiga de pasión está acompañada de reproducciones de los manuscritos y de pinturas y dibujos del poeta.
Jacobo Fijman
Fijman (1898-1970) nació en Orhei, hoy parte de Moldavia. En 1904 llegó con su familia a la Argentina. Estudió en el Instituto Lenguas Vivas, donde aprendió latín y griego. También francés y a tocar el violín. En 1921 fue internado por primera vez en el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital Borda), durante seis meses. Formó parte de la revista Martín Fierro, siendo amigo de Girondo y de Marechal. En 1926 publicó su primer poemario, Molino Rojo, después viajó a Francia y conoció a los surrealistas. De regreso en Buenos Aires editó Hecho de estampas (1929) y Estrella de la mañana (1931). En 1942 volvió a ser internado en el Hospicio de las Mercedes, situación que duraría hasta su muerte. Los poemas de esta última etapa fueron recolectados en distintas ediciones, a partir de manuscritos dispersos. El Libro de la cántiga de pasión se encontraba inédito.
Reseñas en Hablar de poesía y Revista Carapachay
Sobre Jacobo Fijman
“A Jacobo Fijman hay que entenderlo como un poeta que trabaja con el Verbo, en analogía permanente con el Verbo Divino”.
LEOPOLDO MARECHAL
“Fijman —muy bajito, de nariz grande y puntiaguda y de expresión risueña— fue, lo afirmo sin titubear, el mayor talento lírico que hubo entre nosotros (...) Llegó a lo genial”.
MANUEL GÁLVEZ
EDICIÓN Y PRÓLOGO: ARIEL PÉREZ GUZMÁN
PRESENTACIÓN: MARÍA TERESA DONDO
Colección: Poética
2019, 106 páginas
13,5 x 21 cm
ISBN: 978-987-86-1416-8
Los poemas que forman el Libro de la cántiga de pasión, inéditos hasta ahora, fueron escritos entre mediados de los años 50 y principios de los 60 y seleccionados por el propio Jacobo Fijman para una edición que nunca llegó a publicarse. Los símbolos místicos, hechos carne en cada verso, configuran el mundo único de uno de los más grandes poetas argentinos. Fijman escribió: “Conforme a la etimología de la palabra poeta, que es hacer, o el que hace (...), integran entonces los poetas la categoría de los hacedores. Y esa es la categoría de Dios”. Esta primera edición del Libro de la cántiga de pasión está acompañada de reproducciones de los manuscritos y de pinturas y dibujos del poeta.
Jacobo Fijman
Fijman (1898-1970) nació en Orhei, hoy parte de Moldavia. En 1904 llegó con su familia a la Argentina. Estudió en el Instituto Lenguas Vivas, donde aprendió latín y griego. También francés y a tocar el violín. En 1921 fue internado por primera vez en el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital Borda), durante seis meses. Formó parte de la revista Martín Fierro, siendo amigo de Girondo y de Marechal. En 1926 publicó su primer poemario, Molino Rojo, después viajó a Francia y conoció a los surrealistas. De regreso en Buenos Aires editó Hecho de estampas (1929) y Estrella de la mañana (1931). En 1942 volvió a ser internado en el Hospicio de las Mercedes, situación que duraría hasta su muerte. Los poemas de esta última etapa fueron recolectados en distintas ediciones, a partir de manuscritos dispersos. El Libro de la cántiga de pasión se encontraba inédito.
Reseñas en Hablar de poesía y Revista Carapachay
Sobre Jacobo Fijman
“A Jacobo Fijman hay que entenderlo como un poeta que trabaja con el Verbo, en analogía permanente con el Verbo Divino”.
LEOPOLDO MARECHAL
“Fijman —muy bajito, de nariz grande y puntiaguda y de expresión risueña— fue, lo afirmo sin titubear, el mayor talento lírico que hubo entre nosotros (...) Llegó a lo genial”.
MANUEL GÁLVEZ
